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Capítulo 292 ¡Asesino, no me toques!

Los ojos claros de Raymond se volvieron instantáneamente fríos y sombríos. Su brazo elegante y sexy descansaba en la ventana del coche, con los dedos tocando su barbilla.

—Entonces puedes intentarlo.

La voz de Raymond llevaba una advertencia y desdén.

Margaret ya se sentía agraviada.

Al escuchar...