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Capítulo 288: Todavía tienes una oportunidad

Sarah entrecerró los ojos, olvidándose incluso de esquivar los dedos de Hubert.

Las yemas callosas de sus dedos rozaron la cara de Sarah, haciéndola sentir asco, pero contuvo las náuseas y le preguntó —¿Cuál es la buena noticia?

—Lo sabrás cuando lleguemos.

El coche llegó a la mansión privada de ...