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Capítulo 20 Decirle la verdad a Elizabeth

—¡Escucha! —dijo Alexander con una voz profunda y fría—. ¡Si vuelves a entrar en mi habitación, morirás!

Elizabeth, como un ciervo perdido, parpadeó ansiosamente sus largas y rizadas pestañas y asintió frenéticamente.

Alexander se giró y recogió la pulsera de la mesita de noche, luego llevó a Eliz...