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Capítulo 1 Transmigré en un dragón gigante

—Por favor, no me comas, estoy dispuesta a casarme contigo y convertirme en tu consorte.

Una madre dragón me suplica.

Me llamo Grant, y he cruzado a un mundo misterioso y peligroso donde prevalece la ley de la selva.

En este mundo, hay dragones, gigantes, ogros y magia.

En este mundo, sin fuerza, uno se convierte en alimento para otros.

Inesperadamente, al llegar, me he convertido en un dragón legendario.

Además, al consumir otras criaturas, me vuelvo más fuerte.

Y así...

Para volverme más poderoso, para evitar ser comido.

Debo transformarme de un dragón blanco en el dragón legendario de las leyendas. ¡Me convertiré en el amo de todos los seres!

La historia comienza con mi despertar:

Brian Lewis despertó de la oscuridad, su mente en blanco.

Con algo de esfuerzo, abrió los ojos. La mayor mancha blanca en su visión se transformó gradualmente en una figura colosal y aterradora que casi lo hizo saltar de miedo.

Era un gigante imponente, su cuerpo entero de un blanco frío y severo. Tenía alas que recordaban a las de un murciélago sobredimensionado, con membranas pronunciadas y fibrosas que parecían tanto fuertes como resistentes.

Su cuerpo estaba cubierto de escamas blancas y suaves que brillaban como cristales de hielo. Estas escamas estaban dispuestas en capas apretadas y ordenadas, encajando perfectamente sin un solo hueco, lo que sugería una capacidad defensiva formidable.

Para Brian, su tamaño era inmenso. Incluso en una postura relajada y extendida en el suelo, se asemejaba a un edificio masivo y imponente.

La mera presencia de la criatura era abrumadora, dejando a Brian momentáneamente sin aliento.

La bestia blanca miraba a Brian con sus frías pupilas verticales, como si esperara algo.

En ese momento, el cuerpo de Brian tembló y se quedó paralizado, con la mirada vacía.

En un instante, una avalancha de recuerdos inundó la mente de Brian, fusionándose y chocando con los suyos propios.

Este torrente de recuerdos era vasto, conteniendo todo tipo de conocimientos asombrosos. Vino y se fue rápidamente, y en cuestión de segundos, Brian recuperó sus sentidos.

Pensó, «Herencia de Dragón... Me he convertido en un Dragón Blanco... La bestia blanca ante mí es mi Madre Dragón Blanca».

La afluencia de conocimientos e información hizo que Brian entendiera su situación.

Simultáneamente, las pupilas verticales de la Madre Dragón Blanca observaban con curiosidad al recién nacido Dragón Blanco.

Los Dragones Blancos eran los más pequeños de todas las especies de dragones. Típicamente, un Dragón Recién Nacido tiene el tamaño de un lobo adulto, o incluso un poco más pequeño.

Pero este Dragón Recién Nacido, que ya tenía el tamaño de un león o tigre regular, tenía una complexión más grande y líneas musculares más robustas bajo sus escamas que un Dragón Recién Nacido típico. Normalmente, se necesitaban unas pocas semanas para que un dragón recién nacido alcanzara esta apariencia.

A diferencia de los típicos dragones blancos recién nacidos, las escamas de su cuerpo reflejaban la luz extensamente, asemejándose a una armadura de hielo puro y blanco como un espejo. Tenía un anillo de finas escamas negras alrededor de su cuello, formando un círculo que parecía tener un encanto indescriptible.

«¿Podría ser que me he convertido en una bestia dragón sin mente...?» Brian ponderó. La Madre Dragón Blanca, impacientándose, exhaló escarcha por sus fosas nasales, que se condensó en cristales de hielo semitransparentes en el suelo.

Ella miró fríamente a Brian, un destello peligroso apareciendo en sus ojos amarillo pálido.

Por otro lado, Brian se quedó de repente atónito.

¿Podría ser que la madre dragón blanca quiere comerme?

Brian tiene una comprensión muy clara de los instintos de las criaturas y la ley de la selva.

Muchas criaturas, cuando no están satisfechas con su descendencia, las devoran directamente.

En la mente de Brian, está constantemente pensando en cómo evitar ser comido directamente.

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