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Capítulo 128 ¡Arrodíllate y ruégame!

La mirada de Stuart seguía siendo gélida mientras la observaba.

—¿Qué piensas? —preguntó.

Ella ya lo sabía.

Josephine sentía un peso pesado en su corazón, completamente expuesta y humillada.

—¿Te gusto? —Stuart se acercó, rozando su mano contra su mejilla—. Lo escondiste bien. Si no hubiera vist...