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Capítulo 39 Una rosa blanca para Aurelia

Nathaniel colgó el teléfono, miró a la persona en sus brazos y finalmente apartó la mano que rodeaba su cintura.

—Te debo una.

Se levantó y se vistió rápidamente.

Esas cuatro palabras golpearon a Aurelia con fuerza, devolviéndola a la realidad. «¿Qué estaba esperando? ¿De verdad cree que él la el...