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Capítulo 449 Para tomar unas copas

Cuando la puerta se abrió de golpe, Ernest entró con paso despreocupado, luciendo como todo un galán. Su rostro se iluminó con una sonrisa encantadora, emanando esa vibra amigable del chico de al lado.

La gente empezó a murmurar.

—¡Oh Dios mío, es Ernest!

—¡Es aún más guapo en persona que en la t...