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El capítulo 444 no se puede desperdiciar

Natalie abrió la boca, lista para soltar un comentario sarcástico, pero los fuegos artificiales suavizaron un poco su tono.

—Estás pensando demasiado. Solo ve a la cama temprano.

Antes de que pudiera cerrar la puerta, Gabriel inclinó la cabeza y de repente habló.

—Tengo hambre. Quiero sopa.

Jagg...