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Capítulo 33 Su pequeño castigo

Alexander tarareó fríamente y se levantó.

—Espera aquí —le dijo antes de subir las escaleras.

Mirando el reloj en la pared, Lillian le gritó a su figura que se alejaba:

—Señor Sinclair, puedo ir al trabajo sola, no necesita llevarme. Adiós.

—Si te atreves —le respondió mientras subía las escaler...