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Capítulo 125 Los negocios de Yvette son mis asuntos.

Albert apretó los puños, rechinando los dientes.

—Entonces, David, ¿te gusta Yvette?

Los dos hombres se miraron fijamente desde el otro lado de la habitación, sus miradas heladas.

—Sí. —David levantó la cabeza lentamente—. Sabías que me gustaba. Por eso fuiste tras ella. Sabías que iba a confesar...