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Capítulo 22 Lame mis zapatos para limpiarlos

A pesar de las burlas de todos a su alrededor, James permaneció sereno, su expresión inmutable. De pie, inmóvil, decidió no responder a ninguno de los comentarios. Para él, estos individuos no eran más que un grupo de rufianes inútiles. Sin embargo, para los demás, su silencio se percibía como debil...