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Capítulo 40

El hombre de la chaqueta se inclinó aún más cerca.

—Vamos, grita para mí.

Hubo un crujido agudo y, de repente, fragmentos de vidrio cayeron sobre su cabeza.

Molly estaba allí, con media botella en la mano, apuntando directamente al agresor, con furia en sus ojos.

—¡Aléjate de mi amiga!

La sangr...