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Capítulo 249 Eres mi esposa

Molly no tuvo más remedio que dejar que Robert la abrazara.

Sus lágrimas, cálidas como el veneno, se filtraron en el pecho de Robert, ablandando su corazón frío.

La tristeza parecía contagiosa, y el corazón de Robert comenzó a doler.

Sus dedos se pusieron blancos por el apretón. Después de un rat...