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Capítulo 229: ¿Por qué no?

—¡Es realmente tuyo!

Los ojos de Isaiah se iluminaron, pero aún no soltó el brazo de Noah. En cambio, se puso de puntillas y de repente besó a Noah en la cara.

Los labios delgados eran frescos y suaves.

Este beso repentino hizo que las cejas de Noah se fruncieran aún más:

—¿Qué quieres?

Miró a ...