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Ya es hora

Mary acarició a Buttercup para despedirse y, mientras salía del establo, Tenac se rió y negó con la cabeza.

—¿Qué? —preguntó ella. Él se acercó y le sacó varias pajitas de heno del cabello.

—¿Cómo lograste siquiera ponerlo en tu cabeza? —preguntó él.

—No soy tan alta como tú —señaló Mary con una ...