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Begonia: carta de triunfo

Sus tacones resonaban alegremente por el pasillo del palacio. Oh, qué alivio sentía de estar en casa y lejos de esa manada de animales. Este vestido sin duda estaba arruinado. Esos sucios niños lobo siempre tocaban todo con sus dedos mugrientos. El único con el que tenía algún interés en estar cerca...