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Henry: El elfo oscuro (segunda parte)

El teléfono sonó, y él dio un salto, tomando una respiración profunda antes de contestar.

—Henry Greenwood.

Era esa voz tintineante, como una campanilla, que le ponía los nervios de punta. —Pareces estresado, Alfa.

Casi colgó el auricular de golpe. —Begonia. Qué agradable oírte.

Ella chasqueó la...