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Calum: El fin del arcoíris

Ella le puso las llaves en la mano, y él estaba presionando el botón de bloqueo tan pronto como salieron por la puerta, sin darse cuenta las primeras tres veces cuando el coche insistía en que estaba bloqueado. En el cuarto clic, vio las luces parpadear en una esquina del estacionamiento.

—Ahí está...