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Gedeón: Niño tonto

Como lobos, se pararon en la cresta mientras el sol se hundía en el horizonte, y Eris lo enlazó: «Oh, dioses míos, Gideon».

Era peor de lo que había preparado. La manada estaba en ruinas, la mitad ennegrecida y quemada, y él extendió la mano. «Finn, dime que estás vivo».

«Lo estoy, al igual que nu...