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Treinta y uno

—Entonces, ¿por qué una cita? —pregunté mientras me rendía y caminaba a su lado por la carretera.

—Bueno, esto es solo yo trabajando para hacer realidad mis intenciones.

—¿Intenciones? ¿Qué...? —Sus manos agarraron mis hombros de repente y antes de que pudiera preguntarle qué estaba haciendo, ya e...