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Capítulo 29

La luz de la mañana entraba suavemente a través de las cortinas, el aire olía fresco, las sábanas eran suaves y el colchón tan cómodo que te hundías en él—se sentía como el cielo. Cerré los ojos, queriendo volver a dormir. De repente, los abrí alarmada, recordando que no tenía sábanas tan suaves ni ...