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Parte cuarenta y dos

Llevé a Adara de vuelta a su habitación y la acomodé en su cama. Se quedó dormida casi al instante, y me quedé allí mirándola durante unos minutos. Estos sentimientos eran diferentes. No la deseaba como lo había hecho con Sarah en nuestra relación. Solo quería estar cerca de ella y protegerla. Neces...