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Parte treinta y dos

Adara sorbió el jugo y se enderezó cuando otro hombre se unió a ellos en la cocina. Se paró detrás de Karani y puso su mano en su hombro. Supuso que debía ser su esposo. Era alto, bien formado y parecía importante. Tenía ojos grisáceos y cabello castaño, pero se movía con confianza.

—Así que tú ere...