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Capítulo 406

Cuando dijo la última frase, una hermosa sonrisa apareció en los labios de Aman.

Nangong Yen y Aman se miraron. En el aire, había chispas invisibles de sus miradas chocando. Incluso el Anciano no hizo ningún sonido.

—Señor Emperador, ¿es así? —preguntó nuevamente Nangong Yen.

—Sí, no hay nada de ...