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Yara la miró confundida.

—¿Qué pasa?

Sara bajó la cabeza, jadeando por aire.

Pequeñas gotas de lluvia, con cuatro pequeñas garras alrededor de su cola, se agacharon junto a ellas y las observaron.

—Lo siento... —el flequillo de Sara cubría su rostro.

Apretó las manos con fuerza y recuperó la co...