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Al escuchar las palabras del doctor, el rostro de Yara ya había cambiado drásticamente. Se subió al coche en pánico y gritó:

—Voy para allá ahora mismo. Por favor, cuiden bien de mi madre...

Cuando Yara llegó corriendo al segundo hospital cerca de la Isla Azul, con sudor en la frente, la señora Sm...