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Ella parpadeó sus grandes ojos y miró al otro lado.

—Oh, ¿cuándo se casará el tío?

—Bueno... —Ragib, que estaba en cuclillas, se tocó la barbilla. De repente, una sonrisa maliciosa apareció en sus labios—. ¿Por qué no le preguntas tú?

—¡Está bien!

Ella pensó que cuando se convirtiera en una niña...