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Al escuchar las palabras de su hijo, la señora Ragib, que llevaba un vestido y tacones altos, se acercó y de repente tiró de Ragib para que la mirara. Le dijo seriamente:

—¡Ragib! No me importa lo que le hayas dicho a Zoya. Ahora te ordeno como madre. ¡Ve y trae de vuelta a Zoya ahora mismo! ¡Inclu...