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Capítulo ochenta y nueve

Bram presionó un botón en la pared, y una gran placa se cerró de golpe sobre la ventana que daba al bar.

—¿Hablas en serio? —Sus ojos azules se entrecerraron mientras se quitaba los zapatos—. Si haces esto, nunca volverás a ver a tu chico de oro ni a tu maldita familia. Aleigha se asegurará de eso....