Read with BonusRead with Bonus

Capítulo ochenta y siete

El agua tibia rociaba el cuerpo de Izabella. Habían pasado unos días desde que se despidió de Bram. Tom aún no le había permitido ver a los niños. De vez en cuando, todavía se paraba junto a la ventana, esperando verlo, pero fiel a su palabra, él se había mantenido alejado. Los sentimientos encontra...