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Capítulo ochenta y cinco

Sentado en medio del aeropuerto, Bram miraba su teléfono con furia. Habían pasado tres días desde que Izabella se fue. Había conseguido algunas pistas sobre lugares donde podría encontrar a los Bloods, pero la estúpida pandilla o no era tan nueva e inexperta como pensaba, o realmente no formaban par...