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Capítulo setenta

—Quizás no deberíamos hacer esto aquí. Alguno de los niños podría bajar en cualquier momento —jadeó mientras se quitaba la camisa, recostándola en el sofá. Sus labios reclamaron su pecho, y ella se arqueó contra él—. ¿Por qué se siente tan bien cada vez que me tocas?

—Porque fuimos hechos el uno pa...