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Capítulo sesenta y ocho

Izabella se imaginaba sintiéndose como Dorothy, girando lejos de todo lo que conocía en un tornado. Parecía lo suficientemente caliente como para estar hecho de fuego, pero no quemaba su piel. Todos los niños estaban con ella. Justo antes de irse, había agarrado a Rose de la cama y tomado el brazo d...