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Capítulo cuarenta y cinco

El hombre comenzaba a tambalearse, claramente afectado por el agujero en el costado de su cabeza. Al detenerse frente a un par de puertas dobles, miró a Bram nerviosamente, señalándolas. —Lo tienen ahí dentro—. Soltando la cabeza que llevaba, Bram saltó sobre él, torciéndole el cuello y arrancándose...