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Capítulo cuarenta y cuatro

Cuando Bram cerró la puerta detrás de él, se apoyó en ella y cerró los ojos. Mierda. Pensó para sí mismo. ¿Qué le pasaba? No podía sacarla de su mente. La forma en que se veía con ese vestido. Esos tacones. Su corazón todavía latía con fuerza en su pecho. No había querido ponerse incómodo. Ella ha...