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Capítulo treinta y dos

Izabella vio a Bram salir por la puerta e intentó desesperadamente recomponerse. Había sido una tonta y una idiota. Claramente había herido sus sentimientos. Verlo triste, en lugar de enojado, no era lo que había esperado. Devon sacó unas servilletas y se las entregó.

—Papá dijo que lo va a intenta...