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Ciento treinta y cuatro

Eudom dejó a Bram e Izabella en su habitación y se fue de inmediato. Bram la tenía presionada contra el colchón en cuestión de momentos. Sus manos levantaron la falda, recorriendo su muslo y su cadera. Su espalda se arqueó mientras él trabajaba en los pequeños botones en la parte trasera de la falda...