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Capítulo ciento veintidós

Izabella jadeó, el acto de él clavando la daga hizo que sus emociones se descontrolaran. La hoja no tocó a Bram, cortando en su lugar la ropa de cama. Las cejas de Tom estaban fruncidas, el músculo en el lado de su mandíbula temblaba. Una mano sostenía la daga, la otra agarraba el bastón donde los d...