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No es mi niña

—No te muevas, maldita sea —le siseé a Amber mientras ella luchaba en mi agarre.

Tan pronto como asintió y dejó de retorcerse, la solté para apresurarme hacia Maddie, que sollozaba ruidosamente. La atraje contra mi pecho con fuerza mientras fulminaba con la mirada a Amber por encima de su hombro. L...