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Marland es mejor que los diamantes

Madison

Tan pronto como su respuesta llegó a mi teléfono, una sonrisa tonta apareció en mi rostro.

—Hmmm, interesante —dijo Marland mientras me observaba—. ¿Cuándo se lo vas a decir?

Mi mirada saltó hacia él. —¿Decirle qué a quién?

—Al Sr. Morgan. Que estás enamorada de él, por supuesto.

—¡No lo est...