Read with BonusRead with Bonus

¡Tía Augusta!

Cornelia jadeó.

—Pero ese era como tu último teléfono.

—Lo sé. Por el momento, no creo que sea prudente gastar miles de dólares en un teléfono que de todas formas cambiaré en un año.

—Cierto —asintió Cornelia.

Después de darle su tarjeta al vendedor, Scarlett hizo que le empaquetaran el teléfono...