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Entonces te nombro

Mickey me mira con cautela, con los hombros tensos y los antebrazos flexionándose rápidamente al ritmo del tic de su mandíbula. Es casi como si se hubiera quedado tartamudeando allí, congelado en su lugar y dividido entre el deseo de alcanzarme y la necesidad de dejarme ir. No está convencido de...