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Tienen un contrato...

Mi pecho latía con fuerza, mi corazón saltando un latido y amenazando con partirse en dos mientras miraba los ojos verdes y nebulosos de Alex. —¿Qué?— logré decir con dificultad.

Los brazos de Alex se tensaron a ambos lados de mí y él inclinó la cabeza hacia un lado para mirar por encima de su homb...