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Normanía

Cuando Alex y yo finalmente descendimos las escaleras y entramos en el comedor, no me sorprendió encontrar a Dana ya sentada y luciendo una cara de pocos amigos. Sin embargo, sí me sorprendí cuando intenté sentarme en mi asiento habitual y Alex me arrastró hacia su regazo.

  • ¿Qué estás haciendo, Ale...