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Capítulo CLXXIV: Todo lo que se necesita es una crisis

Ikkar caminaba a grandes zancadas por los pasillos del palacio, con el corazón latiendo con una urgencia que apenas podía contener. Talia no estaba por ningún lado. Había buscado en los aposentos de los sirvientes, en las cocinas, incluso en los jardines donde le gustaba pasear. Pero ella se había i...