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Capítulo CXLVIII: Un hombre que nunca te hizo daño

Alaric e Isabella yacían juntos en la cama, la suave luz de las velas proyectando sombras titilantes por toda la habitación. Cada uno sostenía una copa de vino, el rico líquido rojo reflejando su pasión anterior y la tormenta emocional que había pasado entre ellos. El aire se sentía más ligero ahora...