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Isabel

—No estoy segura de lo que esperaba obtener cuando le dije a un príncipe que me vendiera su país, pero definitivamente no era esto.

—¿Qué? —pregunta inocentemente—. ¿Son los zapatos? ¿No te favorecen?

—Sí, definitivamente son los zapatos —digo, con la voz cargada de sarcasmo. Pero no puedo r...