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10,2

—¡Gracias, Adriano! —chilla Annie, ya cruzando la sala y dirigiéndose a la puerta principal con su teléfono en la mano. Abre la puerta de un tirón, casi derribando al padre de Nathaniel, Paul. Le da un abrazo con un brazo, con el teléfono pegado a la oreja.

—¿A dónde vas, chica? —pregunta Paul.

—¡...