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María

¡Corre. Corre. Corre!

No podía correr lo suficientemente rápido a través del bosque. Me estaban siguiendo. Lo sabía. Lo sentía en mis huesos, los monstruos en mis talones. Mi respiración se entrecortaba, mi corazón dolía por el esfuerzo mientras me adentraba en la oscuridad entre los árboles...