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71,1

Por un momento, olvido que Selene no es mi hija y que la vida no es tan simple como hornear dulces y jugar con harina.

La realidad me golpea cuando la puerta de la cocina se abre con un chirrido, su bisagra inferior gimiendo ruidosamente a pesar de numerosas reparaciones.

Entra Orion Voss, uno de ...